Aunque la Tierra sea un planeta excepcional y nuestro hogar, tampoco es el único cuerpo del Sistema Solar en el que agua abunda.
Los astrónomos creen que el agua es uno de los principales constituyentes de Plutón y Neptuno, y han detectado pequeñas cantidades en las espesas atmósferas de Júpiter y Saturno, cuyos celebrados anillos están también formados en buena medida por trozos de hielo; y es muy posible que Europa y Encélado -lunas respectivas de aquellos dos gigantes-, oculten océanos bajo las gruesas capas de hielo que cubren su superficie.
Más próxima a nosotros, la sonda Curiosity fotografió en 2012 guijarros como los de nuestros ríos y playas en las rocas conglomeradas marcianas, evidencia de la hidrosfera que el planeta Rojo tuvo en el pasado. Y cada nueva investigación aumenta las reservas de agua de la Luna, que podría guardar agua suficiente en sus polos como para abastecer futuras bases humanas. Mercurio, el planeta más cercano al Sol, tiene un 3,4 % de agua en su atmósfera –más que la atmósfera terrestre- y probablemente agua heleda en su superficie.
Sólo Venus -al que curiosamente se tuvo por el planeta húmedo del Sistema Solar entre finales del siglo XIX y principios del XX- parece ser un planeta deshidratado debido a las elevadas temperaturas de su superficie, que superan los 450 ºC.